A pocos días de haberse jugado el Super Bowl, que trajo al sur de Florida celebraciones e intensa actividad, las ganancias comienzan a aflorar: unos 500 millones de dólares, según anticipó el alcalde de Miami-Dade, Carlos Giménez.
Y eso es 100 millones más de los que la ciudad de Atlanta reportó el año pasado, cuando acogió la 53° edición del magno evento deportivo estadounidense, indicó el Diario Las Américas.
Según un informe preliminar del Comité Organizador, el esperado juego fue visto por más de 102 millones de televidentes, mientras el sur de Florida, principalmente Miami, Miami Beach y Fort Lauderdale, recibió unos 150.000 visitantes adicionales.
Los hoteles, apartamentos y estudios de Airbnb, sobre todo en las zonas de Miami Gardens y sus alrededores, se vieron entre los más beneficiados.
Los restaurantes y bares de Miami Beach y el centro de Miami, donde se celebraron fiestas y actividades paralelas, así como las zonas de Brickell, Coconut Grove y Wynwood, tuvieron una afluencia mayor de clientes.
El Gobierno condal y los municipios de Miami y Miami Beach destinaron unos 40 millones de dólares al evento, de los que una parte fue utilizada para mejorar alumbrado público, parques y zonas urbanas.
«El éxito ha sido posible gracias a la colaboración del sector público y privado. Sin ellos no hubiera sido posible”, alegó el presidente del comité organizador, Rodney Barreto.
“No creo que sea el último”, comentó el alcalde Giménez. “Lo vamos a tener cada cinco o seis años”, anticipó.