Oir esa canción y querer tener el disco fue una reacción en paralelo. Al día siguiente me enteré leyendo los periódicos que Aretha Luise Franklin se iba a presentar por varios días en El Hipocampo, una combinación de discoteca y boite ubicado en el Centro Comercial Chacaito, el lugar de moda para aquel momento en la Caracas que un año antes había celebrado su Cuatricentenario. Si en algún momento quise ir a un concierto fue a ese, pero a los 9 años era como que complicado el poder hacerlo. No me quedó otra que ver su otra presentación en RCTV y escuchar sus canciones. Comenzaba una adoración por la Reina del Soul, la cual perdura hasta hoy.
Hoy me entero de su muerte. Tenía 76 años y desde hace tiempo un cáncer en el páncreas le minaba su determinación por vivir y seguir cantando ante cualquier tipo de público. Hoy la música góspel, el soul y el R&B pierden una de sus mejores voces, sin embargo quedan sus grabaciones con Columbia, Atlantic y, las más recientes, Arista Records.
Para mi tres son los temas que la identifican: Respect, Think y Chain of Fools. Sin embargo no podría dejar por fuera I say a little prayer y la excelente versión de Bridge over troubled water. Estos y la innumerable cantidad de canciones que la acompañaron hasta su última producción; la primera bajo su propio sello, «Aretha Records», la cual espera desde 2007 por salir a la venta.
Aretha Franklin fue la voz que le dio a América su corazón y su alma. Sus canciones, desde himnos feministas a dolorosas canciones de desamor. Su posición como cantante de color ante las políticas segregacionistas en los EE.UU; la búsqueda de la espiritualidad y su ambivalente vida personal, son otros aspectos que la caracterizaron. Ella se convirtió en un titán de la cultura pop y en un símbolo de la cultura musical estadounidense. Bye Queen of Soul.